sábado, 4 de agosto de 2012

Dos Gatos




   Hay dos gatos sobre el techo poniendo peso a mi tejado rojo; uno mira al vacío, remueve el pasado lleno de recuerdos, quimeras de momentos de porcelana, perdido en ensoñaciones de un tiempo que jamás volvería porque todos sabíamos en esos momentos que ni la mejor magia puede hacerlo retroceder. Sus grandes ojos perdidos en el cielo lo hacen ver inerme, ni con la más nimia gota de maldad en sus facciones gatunas. 

   Aferrándose a mi tejado con cada una de sus patas llenas de miedo, congelado tras la nube que se posa en el cielo, que por lo visto, hoy tiene la agonía de un último beso; ese cielo teñido de grises, depresivo, queriendo llorar por plegarias injustas. El gato por su parte, jugando con el timo de sus ocho vidas, lame su pata derecha tratando de cicatrizar, intentando decidir si cobrar o no el final de su noveno y último respiro.

   En el costado derecho, el segundo gato estático y negro  clavó su mirada más concentrada en mi, sus ojos azules me hicieron trizas la mente y se quedaron allí perturbando mis sueños, me miraba sin vacilar ni un segundo, queriendo hacerme plañir mis propias palabras hasta malograr mis planes, suscitando un caos en mis pensamientos, quizás porque no es común que un felino en el techo te mire desde las alturas con esa perspicacia propia de los humanos; agarrado a cuatro patas de la última teja de la derecha, logra volverse pernicioso contra mi, eximiéndome de cualquier otro pensamiento que hubiese en mi mente, carcomiéndome, arrastrando lesivas arrogancias, fantasmas que me atacaban cuando cerraba los ojos para pestañear.

   El felino opaco de ojos brillantes ahogó mis deseos en su estado maquinal de estatua que tanto me saca de quicio, logrando apabullar mi alma corrompida por su arrogancia.

   Gato vanidoso que clavas tu aprecio en mis venas, que me haces sentir animal como tu humanidad, si, aquella humanidad que expira de tus ojos.



   Por unos segundos que pasaron logré saciarme de aquella fuerza mental que me retuvo y con  la primera gota de lluvia huyó escondiéndose tras la ladera; mientras el primer felino descansó perdido en si mismo sin importarle las gotas que el cielo desataba de su tristeza.

2 comentarios:

  1. wow!!! pero que profundo, realmente me gustó, hasta el punto de que me dejó reflexionando... :')

    i like it... (Y)

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  2. tras este mensaje hay alguna experiencia personal o te inspiraste en algun acontecimiento que viste en otra parte? anyway, no influye en que te halla quedado muy profundo y genial ;)

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